Biodanza: hablar a través del cuerpo
La danza ha pasado a formar parte del grupo de las artes creativas en psicoterapia. Se aprovecha de nuestra disposición para el movimiento, facilitando de esta forma una vía para la expresión de emociones y sensaciones que por otros senderos no son capaces de materializarse -en el mundo consciente, de una forma que las podamos comprender-.
La vida es movimiento, desde el ciclo vital de la naturaleza hasta las mareas del mar. Movernos conecta nuestra relación con la vida. Cuando nos movemos, creamos un puente entre lo que pasa por dentro y lo que mostramos al mundo, dando forma a una danza que revela más sobre nosotros mismos de lo que creemos.
Cuando una persona danza, varias entidades psicológicas emergen: su guion de vida, la forma en que conecta con el mundo y también sus principales áreas problemáticas.
Algunas escuelas de pensamiento añadirían que la danza muestra el contenido del inconsciente: fuerzas que motivarían muchos de nuestros impulsos. Por otro lado, el contenido de este inconsciente también se vertería en nuestro diálogo interno.
La danza realizada en terapia es mucho más que un simple ejercicio. Los movimientos comunican sentimientos y poco a poco los participantes a tavés de la auto-observación van aprendiendo a evalúar el lenguaje corporal, las expresiones emocionales y en general los comportamientos no verbales.
Nuestros sentimientos y experiencias de vida viven dentro de nuestro cuerpo y pueden haber quedado atrapados en él. El cuerpo puede tener las claves para desbloquear nudos emocionales a niveles profundos. Podemos entenderlo como un proceso que habla a través del cuerpo, que es muy diferente a hablar solo a través de la cabeza.
Durante el proceso, hay importantes habilidades que se pueden desarrollar. La confianza en la capacidad de estar presente de manera empática o la habilidad de proporcionar respuestas de manera auténtica y sincera, entre otras.
Uma Zuasti
Psicopedagogía Corporal