Respiración y Movimiento
¿Podemos concebir la vida sin movimiento? Aún antes de nacer respiramos y nos movemos; sin respiración no hay vida, por lo tanto movimiento y respiración están íntimamente vinculados. Aún en la quietud más profunda, la vida está allí presente.
El aire entra y sale, en susurros, entrecortado, libremente.
La respiración como medio de transporte hacia aquello que se aloja adentro. Al respirar encontramos nuestro ritmo natural, y al seguirlo, nos encontramos con información sobre nosotras mismas.
Posibilidad de asiento y circularidad a la vez, como si cierta calma fuese la que nos permitiera transformar, regenerando, nuestra energía vital.
Apertura al cambio, ritmo en lo nuevo. Seguridad en lo que aparece como desequilibrante, posibilitando la aparición de lo original y más auténtico de nosotras mismas.
Así la respiración se ubica como nuestra compañera en la vía de descubrimiento sobre aquello que nos pasa, modificándose con nosotras al aparecer la emoción, el dolor, el miedo, la confianza…
Podemos vernos y reconocernos en la respiración, no podemos mentirle, ni ella a nosotras, porque somos cuerpo indivisible, total. En la respiración sólo transcurre lo verdadero.
Al movernos nos guía, al detenernos nos habla, al preguntarle nos moviliza. Por eso el movimiento conectado y auténtico no es concebido sin ella, sino sólo a través de ella.
La respiración se ubica como cauce natural que alimenta nuestro cuerpo, dándole vida y movimiento a la vez. Puede tomar infinitas formas, ritmos y estados, expandirse, ampliarse, hundirse, trabarse, cortarse. Puede ser una gran señal de lo que aún no acontece y ayudarnos a descifrar lo que aún no comprendemos, puede dejarnos ver el estado de nuestro ser, sólo debemos “escucharla” y darle lugar a que se exprese, que se manifieste libremente en nuestro movimiento.
Hay momentos en los que podemos encontrarla sensible al contagio,
¿Qué sucede cuando estoy cerca de otra persona y sin darnos cuenta acabamos respirando en un ritmo compartido?
Podríamos pensar que también en la respiración hay comunicación. Cómo la frecuencia, profundidad y ritmo se acompasan cuando entro en sintonía con otro,cuando me sensibilizo en un presente compartido. Al sentir la respiración del otro en tanto siento la propia, se crea algo íntimo. Es esa situación singular compartida, la que nos une en una misma sintonía. Allí podemos celebrar el sentirnos modificadas por nuestra respiración y la de otro, creando algo nuevo donde ya no existe lo propio o lo ajeno, sino una nueva construcción.
Uma zuasti
Imagen: Pablo Ozcaray