¿Por qué es tan importante la primera relación que establecemos en la infancia , a la que llamamos apego?
Formación del modelo representacional de la relación del apego.Para Bowlby (1980), el modelo interno activo o modelo representacional (internalworking model) es una representación mental de sí mismo y de las relaciones con los otros.
Este modelo se va a construir a partir de las relaciones con las figuras de apego y va a servir al sujeto para percibir e interpretar las acciones e intenciones de los demás y para dirigir su conducta. También incluyen información sobre uno mismo; por ejemplo, si se es una persona valorada y capaz de ser querida por las figuras de apego. En este sentido constituyen la base de la propia identidad y de la autoestima.
El modelo representacional va a tener una profunda influencia sobre las relaciones sociales del sujeto. Si una persona, durante su infancia, tuvo un apego seguro con sus padres u otras personas significativas, esto significa que se mostraron sensibles, responsivos y consistentes, con sus necesidades, en su vida posterior tendrá una actitud básica de confianza en las personas con las que establezca sus relaciones. Por el contrario, si un sujeto ha tenido experiencias negativas con sus figuras de apego, tenderá a no esperar nada positivo, estable o gratificante de las relaciones que pueda establecer en su vida adulta. Como siempre, esperará rechazos o falta de respuesta empática.
Algunos autores (Feeney y Noller, 1990) han comprobado la importancia del apego para el establecimiento de relaciones amorosas en la vida adulta. Según los estudios realizados por estos autores, aquellos sujetos que tienen una mejor historia de apego es más probable que tengan relaciones amorosas más satisfactorias y estables y confíen más en la pareja. Esta influencia es justificable, ya que es en la relación con la figura de apego es cuando se aprende a tocar y ser tocados, mirar y ser mirados, etc. Es decir, se aprende a comunicar de manera íntima y lúdica, algo que será esencial en las relaciones sexual-amorosas (López, 1993).
El hecho de que la transmisión generacional del apego, (heredamos el modelo de apego que recibimos) sea bastante frecuente no debe llevarnos a pensar que se trata de un hecho inevitable. Aunque los modelos representacionales del tipo de apego parecen mostrar bastante estabilidad, ciertos acontecimientos pueden provocar su cambio. Por ejemplo, el establecimiento de una relación de pareja satisfactoria, o la experiencia de la maternidad, podrían llevar a una reelaboración de este modelo. En este sentido, algunos datos procedentes de la investigación sobre la transmisión de padres a hijos del maltrato infantil que indican la capacidad que determinadas experiencias, como el establecimiento de una relación de pareja satisfactoria, tienen para romper este ciclo de maltrato en madres que fueron maltratadas cuando eran pequeñas (Egeland, Jacobvitz y Sroufe, 1988).
Uma Zuasti.