LA VIVENCIA EN EL TRABAJO PSICO-CORPORAL, desarrollar el testigo interior
Desde el cuerpo nos movemos y desde la conciencia nos reconocemos. A medida que se avanza en el trabajo corporal cada vez tenemos que hacer menos esfuerzo para registrar nuestra experiencia y simultáneamente aprendemos a validarla, sin minimizarla ni exagerarla.
El primer paso para estar más conscientes, es observar el cuerpo .
El poner atención a nuestra experiencia nos permite desarrollar un nivel de observación interna que nos permite discriminar nuestras experiencias sin rechazarlas ni engancharnos a ellas, desarrollando así un testigo no apegado a nuestras vivencias.
Esta auto-observación sin juicio nos permite estar con nuestras vivencias sin sobre identificarnos con ellas, (eres más que tu enfado o tristeza), ni perdernos en ellas, habitarlas sin desbordarnos.
El trabajo corporal, al ser orgánico, partimos de la conexión con nuestro cuerpo, que nos conecta a sensaciones y emociones, permitiendo darles un espacio para aprender a reconocer cómo vivimos lo que vivimos.
Las dinámicas corporales ofrecen un espacio donde poder reconocer aquello que nos mueve y conmueve. Nos permite testificar nuestra experiencia de adentro hacia fuera.
A medida que desarrollamos una mayor conciencia corporal nos familiarizamos con nuestras vivencias, expresándolas, sin dramatizarlas. Aprendemos a relacionarnos con vivencias agradables, desagradables y neutras, dando espacio a lo que lo que es por encima de lo que "debería ser". Un testigo observa lo que vivimos, sin retenerlo ni rechazarlo.
Nuestro testigo interior reconoce los hechos que transcurren por la conciencia sin ponerles nota, o ponerles la etiqueta de bien o mal. Registra e informa de un modo imparcial.
Acompañándonos en nuestra observación sin penalizar, minimizar o maximizar nuestras vivencias desarrollamos la capacidad de observar nuestra experiencia mientras esta sucede de un modo amable. Desde el no-juicio podemos desarrollar una mirada comprensiva y amable hacia nosotros mismos. Vivimos lo que vivimos. No elegimos nuestras experiencias, nos suceden. Paulatinamente la persona aprende a respetar su cuerpo- emocionalidad.
El trabajo corporal nos conecta a nuestras vivencias y nos posibilita desarrollar esta mirada hacia nosotros mismos. Nos es más fácil reconocer un darse cuenta en el continum del aquí y ahora.
Se trata de ver lo que sentimos con amabilidad y también de no ser esclavos de lo que sentimos.
Uma Zuasti